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El Design Thinking como metodología para la innovación

La innovación se ha convertido en el motor que impulsa la transformación y el crecimiento en las empresas y todos los que formamos parte de esta, contamos con la capacidad de presentar nuevas ideas que contribuyan a impulsar la competitividad en un mercado dinámico.

Una empresa que quiere innovar debe transmitir este valor desde todos los aspectos de la organización. Así como incorporar en las áreas talento que vaya en la misma sintonía, que innovar sea un valor importante para ellos.

Con base en ello, Miguel Salomón, jefe Inteligencia & Big Data de BBVA Paraguay menciona que, “la innovación llega cuando combinamos las ideas con resultados y en ese proceso de diseño el “Design Thinking” puede ayudar en gran manera, ya que sirve para la generación de ideas y productos con base en las necesidades de los propios clientes o usuarios”.

El ‘design thinking’ no es un concepto creado en estos últimos años, sino que, a partir de los años 70, en Estados Unidos, se empezó a utilizar esta metodología de aprendizaje como proceso para generar ideas innovadoras que impacten en la empresa y la vida de los clientes, a partir de entender mejor las necesidades reales de los mismos.

Las organizaciones hoy en día tienen retos mayores replanteándose como competir con crear valor para sus clientes y para la empresa. Por ello es importante “pensar fuera de la caja”, lo que significa un pensamiento creativo, no convencional y atrevido que permita generar productos innovadores para dar el valor agregado que el cliente espera.

5 fases de desarrollo del Design Thinking de acuerdo a Tim Brown.

  1. Empatizar: Comprender el comportamiento de los clientes y sus necesidades de forma profunda y lograr preocuparte por sus contextos de vida permite empatizar con ellos y así, diseñar un producto/servicio inspirado en sus necesidades.
  1. Definir: Una vez que se conoce al cliente, lo que sigue es crear coherencia sobre toda la información que se consiguió y quedarnos con lo que realmente aporta valor.
  1. Idear: Comparable con el “brainstorming” o lluvia de ideas. Es necesario contar con una gran cantidad de ideas para tener varias posibles soluciones retando las reglas comunes de la oferta y la demanda.
  1. Prototipar: Es la fase donde las ideas se convierten en realidad. De esta manera podremos visualizar las posibles soluciones a través de prototipos.
  1. Testear: Etapa donde, finalmente, se prueban los prototipos con los usuarios implicados en la solución que estamos trabajando.

 

La metodología “Design Thinking” puede ayudar a resolver problemas complejos de una manera sencilla e innovadora y enfocado en las personas ¿Cómo crees que podría ayudar a tu empresa?

Beneficios del Design Thinking como metodología de innovación.

  1. Adaptación ágil a los cambios del mercado. Si por algo se caracteriza el sector tecnológico es, sin duda, por la evolución continua en la que se ve inmerso. El Design Thinking, desde el enfoque “actuar para aprender”, promueve que la experimentación y la creatividad se conviertan en un componente fundamental de la cultura empresarial. Para ello, se trabaja en crear procesos más flexibles y en estudiar el potencial de las ideas por muy alocadas que parezcan.
  2. Reduce costes y riesgos. Siempre que se genera un nuevo producto o servicio, existe el riesgo de cometer errores. Gracias al Design Thinking desde el comienzo del proceso, la metodología nos ayuda a tener en cuenta la viabilidad de nuestras decisiones desde el punto de vista tecnológico, de negocio y de usuario.

3. Potencia el trabajo en equipo. El trabajo en equipo es clave para el desarrollo de cualquier solución. El trabajo en equipo es clave para el desarrollo de cualquier solución. Por ello, la innovación no debe ser responsabilidad de un único departamento dentro de la empresa, sino que todos los trabajadores en su medida deberán aportar y enriquecer el proceso.

4. Acelera el ciclo de desarrollo de nuevas soluciones. Esta metodología ayuda a las empresas a encontrar soluciones donde habitualmente encontrarían problemas. El carácter repetitivo y cíclico del design thinking es precisamente el que permite detectar fallos y proporcionar nuevas mejoras. Al no tratarse de un proceso lineal, los errores se consideran una oportunidad.

El Design Thinking es una potente herramienta en el diseño de productos y servicios. Por eso, podemos utilizarla para avanzar rápidamente en nuestros proyectos. Nos permite transitar por cuatro momentos: “What is” para explorar el contexto actual y las megatendencias, “What if” para valorar múltiples propuestas de mejor futuro, “What wows” para cautivar al cliente con soluciones deseables, y sobre todo “What works” para entregar valor al cliente con soluciones factibles y viables.

Si se realiza apropiadamente, esta metodología puede tener resultados bastante interesantes. Te recomendamos que lo pongas en práctica en tu próximo proyecto.

 

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